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¡Hola!
Soy Irene
Si pudiese explicar todo mi camino en una sola palabra, sería reconducir. Reconducir creencias y patrones heredados. Reconducir inseguridades, mi dificultad en poner límites y comunicar, mi falta de valor propio y confianza. Reconducir relaciones, un trabajo que no me llenaba, un estilo de vida que no era para mí. Reconducir mi relación con mi cuerpo y la alimentación. Reconducir el estrés.
Muchas veces nos conformamos con la persona que somos y la vida que tenemos porque no conocemos las herramientas o los pasos para cambiar nuestra realidad. Se nos comen los miedos y pensamos que tenemos que hacerlo solxs. Pero las herramientas existen y los pasos también. Y podemos hacerlo acompañadxs.
Desde mi formación y experiencia te puedo acompañar a recorrer y reconducir tu camino teniendo en cuenta que va a tener su propia forma, según tus circunstancias y particularidades.
Tu camino será el tuyo, pero tienes todo mi apoyo. Y confío en que juntxs podemos llegar más lejos.
Trabajar en cine. Vender mis muebles. A la aventura. Emprender… y llegar hasta aquí
Si sientes curiosidad, a continuación te comparto un poco más sobre mí y mi camino.
Trabajar en cine
En mi vida me he sentido muy perdida. Pero MUCHO. No sé cuántas veces me he dicho a mí misma: ¿qué hago aquí? (incluso, ¿en el planeta Tierra?). De pequeña vivía en mi mundo de nubes y era muy soñadora. También estaba muy conectada con el mundo espiritual pero como mi entorno no era así, silencié mi sensibilidad e intuición. Me encantaba el arte y el cine y en el instituto descubrí una profesión que era Dirección de Arte para cine. O, dicho de otra manera, hacer decorados para pelis y series. Me maravilló y estuve casi ocho años trabajando de ello.
Pero cuando estaba en mi veintena las dudas empezaron a aparecer. En mi trabajo hacía más horas que un reloj, el nivel de estrés y (auto)exigencia era muy alto y continuamente me sentía cansada, enferma o con ansiedad. Hubo un día en el que me di cuenta de que mi profesión no me llenaba y de que ése no era mi lugar. Pero no sabía qué hacer. Lo único que sabía era que quería vivir tranquila. Pero no sabía a qué dedicarme ni cómo reconducir mi vida. Además, empecé a ser consciente de patrones que se repetían en mis relaciones (algunos bastante toxiquillos) e inseguridades mías. Va a sonar como un cliché pero un día decidí probar algo nuevo: ir a terapia. Y se me abrió un mundo.
Vender mis muebles
Empecé a reconducir mi vida primero a nivel personal, poniendo límites en mis relaciones y comunicando mis necesidades (también en el ámbito laboral). Para mí, que había sido una niña callada y complaciente – una niña buena – esto fue un hito.
Cuando tenía 27 años mi madre murió de cáncer y fue un golpe duro. Me hizo plantearme muchas cosas, entre ellas la clásica “¿qué estoy haciendo con mi vida?”. Pero ahora me la planteé de verdad. Seguía trabajando en el cine y a pesar de tener un buen sueldo y contactos hechos, no me sentía en mi lugar. Pensaba, ¿y ya está? ¿la vida es esto? ¿trabajar muchos años más en una profesión que no me llena hasta que me jubile – dios sabe cuándo – o me vaya al otro barrio? Así que, al cabo de un año, decidí dejarlo. Aposté por escuchar esa voz interna que me decía que a la vida hay que echarle ovarios. Hay que arriesgar. Así que vendí mis muebles, doné casi toda mi ropa, dejé mi piso de alquiler y me fui 5 meses a viajar. No para recorrer mundo en plan mochilero sino para alejarme de lo conocido (es decir, salir de mi querida zona de confort), estar tranquila y plantearme qué hacer con mi vida.
A la aventura
En el viaje hubo de todo. Al inicio me sentí más sola que la una. Los miedos que todavía sentía se presentaron uno a uno en mi puerta. Recuerdo llorar mucho mientras seguía pensando “¿qué hago aquí?”. Pero estaba muy convencida en resolver mis dudas. Si algo me había enseñado trabajar en el cine era a persistir y no darme por vencida. Por contradictorio que suene, también me sentía libre y feliz. Durante esos meses, aparecieron en mi vida personas y situaciones que me ayudaron a entenderme y a entender cuál era mi camino. Conecté con mi lado espiritual, con mi verdad y mi esencia. Y entendí que podía acompañar a personas y compartir las herramientas que había aprendido en mi propio cambio y desarrollo personal. Eso sí me llenaba y ése sí era mi lugar.
Emprender
Regresé a Barcelona dispuesta a dar mis primeras charlas sobre crecimiento personal y espiritual. La Irene que había vivido taaaanto tiempo reprimida y callada empezaba a salir del armario (o del armario espiritual, como me gusta llamarlo).
Desde pequeña había silenciado mi parte intuitiva y perceptiva pensando que si hablaba de ella y compartía los mensajes que recibía la gente me vería como un bicho raro. Por fin pude reconocerlo, no sin bastante miedo y vergüenza al inicio. Pero oye, si esta vida son dos días, vamos a vivirla al máximo.
Me busqué un trabajo de fines de semana y me formé en Coaching, PNL, Mindfulness y, más adelante, Registros Akáshicos. Actualmente me estoy formando en Constelaciones Familiares.
Hoy me dedico a acompañar a personas a reconducir y recorrer sus propios caminos. A transformarse, transformar su vida y alinearse con su verdad y su esencia.
Como una guardabosques que te ayuda a encontrar y despejar el camino, pues ésa soy yo.
Y será un placer acompañarte.
¿Quieres que exploremos tu camino juntxs?
Actualmente ofrezco estos dos servicios. Puedes elegir la opción con la que más resuenes.